1/5/10

RECETAS CONTRA LA AGRESIVIDAD

Juan Carlos GONZÁLEZ LUQUE
Dirección General de Tráfico
F. Javier. ÁLVAREZ GONZÁLEZ
Universidad de Valencia

La conducción agresiva supone uno de los factores de riesgo sobre los que menos se ha  intervenido. Éstas  son las claves para saber si es usted un conductor agresivo, cómo puede reducir esa actitud y qué ha de hacer si se encuentra en la carretera con alguien que reúne esas características.
El año 2010 comenzó  con la excelente noticia de que la mortalidad por el tráfico en España seguía  reduciéndose. Sin embargo, la investigación sobre el fenómeno de la accidentalidad debe ahondar cada vez  más en aquellos factores de riesgo sobre los que menos se ha intervenido. Uno de ellos, es el fenómeno de la  agresividad vial sobre la que la administración responsable del tráfico en Estados Unidos ( denominada NHTSA), ha desarrollado el programa “Stop a la conducción agresiva”, que se presenta también en  castellano (véase en http://www.nhtsa.dot.gov/people/injury/aggressive/Aggressive%20Web/index.html). Haremos a continuación un resumen de las recomendaciones del programa elaborado por la NHTSA,  adaptándolo a la situación de España y a los conceptos y locuciones utilizados en nuestro país.
CÓMO SABER SI SE ES AGRESIVO. 
Los siguientes comportamientos pueden indicar que usted es un conductor agresivo. Por si ejemplo, si  expresa su frustración al volante, lo que puede llevar a un choque o a un acto de violencia mientras conduce; o si se distrae al conducir (tenga en cuenta que leer, comer o hablar por teléfono pueden llevar al accidente). 
Otro indicador puede ser si no mantiene la distancia de seguridad, una de las principales causas de muchos accidentes; o si cambia de carril frecuentemente para rebasar a otros vehículos, pasa el semáforo en rojo o  cuando la luz ya cambió de verde a amarillo. Y, por supuesto, si acostumbra a exceder el límite de velocidad.

CONTROLAR LA PROPIA IMPULSIVIDAD.
Hay algunas maneras de reducir su agresividad al volante, empezando por planificar el viaje y disponer de más tiempo del estrictamente necesario, con el fin de evitar las prisas. Procure concentrarse y evitar distracciones al volante (por ejemplo hablando por teléfono, comiendo o maquillándose). Por el contrario,  relájese, ponga música suave y relajante en la radio y, además, conduzca a la velocidad indicada, busque  rutas alternativas, use el transporte público y olvídese temporalmente de las tensiones del tráfico.  Simplemente, llegue, aunque llegue tarde. Recuerde: “Más vale tarde que nunca”.

FUENTE: REVISTA DE TRÁFICO.

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